La chía es rica en ácidos grasos omega 3, pero además los aporta junto a ácidos grasos omega 6 en la porción ideal para el organismo, que es una proporción de 3 a 1 (omega-6 y omega-3). Además es una buena fuente de minerales como el calcio, el magnesio y el boro.
En ella encontramos, además, un alto contenido de fibra, tanto soluble como insoluble, lo que nos ayuda a mantenernos saciados y a regular el tránsito intestinal.
A diferencia de otras semillas, posee también una gran cantidad de antioxidantes.